Supongo que la crónica de un campeonato no tiene por qué ser calcada a la de otro, en la que el formalismo te obliga a respetar ciertas estructuras y estás obligado a proporcionar determinados datos. No sé por qué, bueno sí, creo saberlo, pero me apetece contar todo esto de forma más personal.
Me da por pensar que este campeonato nos ha dejado un sabor agridulce. Por un lado, el sabor amargo de la menor participación de lo esperado, 21 jugadores. Sin duda la coincidencia con el campeonato de España de clubes arrastró hacia tierras ilicitanas a muchos jugadores. Por otro lado, tenemos la parte buena y es ver cómo una especie de sueño fue hecho realidad. Si nos hubieran dicho hace un año que íbamos a organizar un open nacional en Cuenca, seguro que muchos no lo habríamos creído. Pero ahí está, y esto sólo es la antesala del próximo, el torneo de San Julián, que ya hemos empezado a preparar y esperamos que sea todo un éxito, a finales de agosto. También, añadiendo a la parte buena del campeonato, pudimos conocer a algunos jugadores fabulosos en lo deportivo y lo personal, que a veces nos parece enseñar que hay cierta complicidad en esto del squash y nos anima a seguir ahí y disfrutar muchísimo.
¿Que quién ganó? Pues Jordi Bercedo, un canario que se encuentra en la posición 18 del ranking absoluto de mayo de la Federación Española. Jugó la final contra Luis Bustos, de Cuenca, que se mostró por debajo de sus posibilidades reales, ofreciendo un nivel mucho menor de lo que todos esperamos de él.
Muchos creemos que la verdadera final se produjo el sábado por la mañana con un partidazo entre Jordi y Tito (Justo Fernández). El caprichoso cuadro quiso que se vieran las caras en cuartos de final. Antes de empezar, en el vestuario, le comentaba a Tito que había que darlo todo, que era una buena oportunidad, y él con cierta modestia me respondió que sabía lo que había y que su aspiración era simplemente disfrutar. Le tendríamos que preguntar a Jordi cómo lo vio él, pero desde fuera parecía que cualquiera podía ganar. Los rallies, larguísimos, se sucedían haciéndonos disfrutar a los que allí nos encontrábamos. Al final, se impuso Jordi por 3 a 1 en un partido en el que también es digno de mencionar que reinó la deportividad.
¿Qué más puedo contar? Me gusta mucho ver la ilusión de los jóvenes como Mateo o Fernando, que sin duda en breve darán que hablar. O el gran campeonato que hizo Javier Andreu, de Madrid, empalmando 10 juegos la tarde del sábado, 5 contra Jordi Bercedo y otros 5 con Sergio Pérez para el tercer y cuarto puesto. ¿He dicho Sergio Pérez? Éste dicen que es bueno, pero que entrena poco. Sin dudarlo tiene condiciones para estar todo lo arriba que quiera (aquí ya me está pareciendo que estoy en plan jurado de "Fama" o de "Operación Triunfo"), pero depende de él. Y eso que casi pierde en octavos con José Luis Orizaola, ganador de la final de consolación y que está hecho un chaval, al que le tuvo que levantar una bola de partido.
Si sigo hablando de gente seguro que va a haber algunos que luego me miren mal y se pregunten por qué no hablo de ellos, así que no digo mucho más. Quizá, si me dejáis, una mención especial para Jesús Monera, que aunque perdió en cuartos con Sergio, tengo muy claro que va para arriba como la espuma.
En toda crónica que se precie siempre hay que dar las gracias a la gente que hace posible todo esto. Gracias a cada uno que haya movido un dedo en cualquiera de las áreas de organización. Y mención especial, como siempre, a los trabajadores del pabellón municipal de San Fernando que nos tienen en palmitas y a los que agradecemos de corazón su apoyo. Gracias también al Ayuntamiento por darnos todas las facilidades del mundo (y por las 2 pistas que nos van a hacer, ¿no?) y al patrocinador del torneo, Bar La Fama.
No, no me he olvidado de la familia de Félix, también les mandamos un fuerte abrazo y esperamos que podamos seguir organizando este torneo por mucho tiempo, seguro que a Félix le haría mucha ilusión.